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Qué pasa cuando el ecocidio también arrasa con el arte y la cultura

  • Foto del escritor: Futurísmica LAB
    Futurísmica LAB
  • 17 sept
  • 3 Min. de lectura

F-VERDE


No solo se derriten glaciares o se incendian bosques. También se desmoronan las condiciones para imaginar, crear y sostener cultura. En esta nota conectamos los desastres climáticos con el colapso simbólico, y exploramos qué rol puede jugar el arte en un mundo que arde.



El suelo está cediendo, también para la cultura

Cuando decimos que "no se puede hacer crecer cultura si se seca el suelo", no hablamos solo de financiamiento económico. Hablamos de las condiciones reales para crear: agua, aire limpio, tiempo, comunidad, territorio. Hoy, ese suelo está en peligro.

El cambio climático no solo impacta al ambiente. Impacta también la forma en que habitamos y producimos. Y eso incluye a la cultura.



Desastres naturales en LATAM

En lo que va de 2025, América Latina registró 323 desastres naturales, según datos de CEPAL. Inundaciones, sequías, huracanes, incendios y otros eventos extremos pusieron en jaque ecosistemas y comunidades enteras.


En 2024, Sudamérica tuvo más de 350.000 incendios forestales. Brasil encabezó la lista con más de 176.000 focos activos, pero también hubo casos críticos en Bolivia, Chile, Colombia y Perú.


Argentina no queda al margen. Solo en la Patagonia, entre octubre de 2024 y marzo de 2025, se quemaron 31.722 hectáreas —cuatro veces más que la temporada anterior.


Estas no son solo tragedias ambientales. Son una amenaza directa para quienes viven de la tierra, para pueblos originarios, para espacios culturales rurales o periféricos. ¿Cómo crear si todo alrededor se quema?



Warhol & Hirst bajo fuego: el caso L.A.

En enero de 2025, los incendios en Los Ángeles arrasaron colecciones artísticas enteras. Al menos 30 obras de Andy Warhol y varias piezas de Damien Hirst fueron destruidas. Muchas de estas piezas no estaban digitalizadas ni aseguradas: desaparecieron sin registro ni posibilidad de recuperación.


Que haya pasado en una de las ciudades más ricas del mundo fue una alerta: el colapso ecológico no distingue coordenadas, aunque sí castiga con más dureza a quienes tienen menos para responder.


Porque no todos los territorios enfrentan el fuego con la misma infraestructura, ni con los mismos recursos para reconstruir. En Los Ángeles, los millones aparecieron rápido. En otras zonas del mundo, las cenizas tardan años —o generaciones— en volverse otra cosa.



1 de cada 6 patrimonios culturales está en riesgo

Según la UNESCO, uno de cada seis sitios de patrimonio mundial ya está directamente amenazado por el cambio climático. En la región mediterránea, el 60% de los sitios culturales enfrenta riesgos por inundaciones, erosiones o aumento del nivel del mar.

¿Imaginamos el futuro sin Venecia? ¿Sin ruinas griegas? ¿Sin archivos? ¿Sin memoria?

Esto no es distópico. Es ahora. Y está pasando.



El arte como forma de resistencia eco simbólica

En este escenario, el arte puede ser testigo. Pero también puede ser acción y denuncia. Hay piezas que hacen visible lo invisible, regeneran territorios o activan redes simbólicas concre­tas.

  • Desde Lima, Lucia Monge camina con árboles en su Plantón Móvil, sembrando en movimiento.

  • Desde Argentina, Tomás Saraceno eleva el concepto hacia el aire: sus obras anti‑capital atmosférico —como el Museo Aero Solar o el Aerocene— son actos poéticos de desobediencia ecológica.

  • En Washington D.C., el mural "The River and the Town" traduce el riesgo de inundaciones en imágenes vívidas usando maderas afectadas por tormentas, convirtiendo lo climático en conversación pública.



¿Qué estamos cultivando cuando todo arde?

No se puede pensar futuro sin suelo. Y el suelo real está cediendo.

Pero también cede el suelo simbólico: el tiempo, los vínculos y las condiciones que sostienen la cultura como ecosistema vivo. Hoy, hay artistas que no solo crean desde el dolor climático, sino que producen evidencia. Literalmente.


Un ejemplo potente es Climate Rights, un proyecto que cruza arte, investigación y activismo legal. Con base en Noruega, colaboraron con la comunidad indígena sámi Jillen-Njaarke para frenar un parque eólico instalado sin consentimiento en su territorio ancestral. Lo hicieron a través de visualizaciones 3D, análisis de datos geoespaciales y mapas narrativos que fueron presentados como prueba en tribunales. Acá, el arte no fue solo expresión: fue argumento legal, herramienta territorial y acto de defensa simbólica.


La pregunta ya no es si el arte puede salvar al mundo. La cuestión es: ¿vamos a seguir creando para galerías, escenarios y "likes" mientras los territorios se queman? ¿O vamos a activar una cultura que también defienda la vida?


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La pregunta ya no es si el arte puede salvar al mundo. La cuestión es: ¿vamos a seguir creando para galerías, escenarios y "likes" mientras los territorios se queman? ¿O vamos a activar una cultura que también defienda la vida?
La pregunta ya no es si el arte puede salvar al mundo. La cuestión es: ¿vamos a seguir creando para galerías, escenarios y "likes" mientras los territorios se queman? ¿O vamos a activar una cultura que también defienda la vida?

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