Los artistas no siguen la innovación. La diseñan.
- Futurísmica LAB
- 24 sept
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F-INSPIRE
Durante siglos, los artistas no fueron decoradores de la historia, sino sus hackers. Leonardo da Vinci no solo pintaba: imaginó helicópteros antes que existiera la aviación. Esa visión anticipatoria, muchas veces desplazada por el sistema, hoy vuelve al centro. En un contexto donde la tecnología necesita dirección y sentido, invertir en artistas es una decisión estratégica para diseñar futuros con conciencia.
Arte como motor de tecnología
Una nueva ola de colaboraciones está demostrando que el arte no solo acompaña el desarrollo tecnológico: lo acelera, lo enriquece y lo humaniza. Según el informe Why Technology Needs Artists (2025), artistas de todo el mundo están participando activamente en laboratorios de IA, blockchain y computación cuántica, generando innovaciones con profundidad cultural y sensibilidad estética.
Mensaje central: sin artistas, la tecnología corre el riesgo de ser funcionalista, desigual y excluyente; con ellos, se vuelve diversa, humana y orientada a futuros posibles.
Casos que cambian la narrativa
La artista Laure Prouvost colaboró con el físico Hartmut Neven (Google Quantum AI) para crear una obra basada en "ruido cuántico". En paralelo, Holly Herndon y Mat Dryhurst desarrollaron un sistema de protección de propiedad intelectual a partir de grabaciones corales, anticipando formas de gobernanza digital colectiva. En India, Harshit Agrawal reentrena IAs con danzas rituales, mientras Linda Dounia Rebeiz trabaja en Senegal para visibilizar la biodiversidad africana omitida por los datasets hegemónicos.
Desde Adobe hasta Google DeepMind reconocen que el aporte de artistas mejora la especificidad cultural y la representatividad tecnológica. Cuando artistas y científicos trabajan en conjunto, no solo surgen nuevas ideas: también se crean nuevos conocimientos, capacidades técnicas y hasta marcos legales y económicos.
Del laboratorio al imaginario
Estos casos revelan que el arte puede abrir preguntas que la ciencia no se hace, y tensionar las lógicas de eficiencia con preguntas sobre sentido, justicia o memoria. En vez de adaptar el arte a la tecnología, estos artistas están reprogramando la tecnología desde el arte.
Invertir con visión en artistas
¿Qué pasó para que esto tomara relevancia ahora? Simple: la tecnología llegó a un punto en el que su avance rápido ya no basta. Las empresas, gobiernos e instituciones que quieren innovar de verdad están empezando a entender que los artistas pueden ofrecer no solo soluciones, sino nuevas formas de hacer las preguntas.
Una agenda futura (y posible)
El arte como método, no como decorado. Esa es la clave que está emergiendo con fuerza en la intersección entre tecnología y cultura. Cuando se invierte en artistas, la tecnología no solo se expande, sino que se transforma en algo con relevancia cultural, impacto social y potencia simbólica.
Cuatro ejes centrales: catalizar avances tecnológicos, generar valor social y económico, integrar diversidad cultural y proponer futuros esperanzadores.
Si el siglo XX fue el de los ingenieros como héroes de la innovación, el XXI puede ser el de los artistas como estrategas del cambio. No se trata de estetizar la tecnología, sino de devolverle la sensibilidad. Y lo primero es tomar la decisión de abrirle la puerta a quienes llevan adelante estas prácticas.
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Fuente: Andrews, H., & Hawcroft, A. (eds.) (2025). Why technology needs artists: 40 international perspectives. British Council.
Este informe reúne 40 reflexiones de 56 referentes de 20 países y 5 continentes sobre el rol de los artistas en tecnología. Desde IA hasta computación cuántica, el documento articula una evidencia internacional sobre cómo el arte impulsa innovación con diversidad cultural, valores humanos y sentido colectivo. Incluye casos de Adobe, Google, Serpentine, TUMO y African Digital Heritage, entre otros.

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